Contra tu pecho evocador me agarro
con los más duros y ásperos despechos,
te he querido, hasta dejarnos deshechos
todos mis hijos sintieron tu mano.
Yo quiero enmudecer, pero es en vano;
en tus fibras más íntimas, maltrechos,
aún guardan memoria de esos hechos,
viví, ahogada en calor inhumano.
Ni violencias ni cóleras impide
que hoy venga libre a reclamar mi día;
Valió la pena, buscar mi alegría.
Ni mil momentos lograrán que olvide
las lagrimas vertidas, siempre mías
¡lucharé! Mientras me quede energía.
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