te palpitado con el ritmo del tam-tam
viendo el azul de Pegaso y el rojo de Sirah.
Hemos volado por con alas de libélula
y patas de lagartija en tierra porosa
Y ya siempre sabré encontrarte.
Siento paz en tu regazo
como una niña que busca abrigo
en una gélida noche de invierno.
Como bien sabes, te he besado el alma
una vez más sin dejarme un centímetro de tu esencia.
Ahora cuando me acuesto, me mezo en sueños
en el balancín de nuestras palabras, compartiendo esos momentos.
Racional juez, verdugo del placer.
ResponderEliminar¡Gracias Julio! un abrazo.
EliminarIn sextos sentidos con alas
ResponderEliminarpara bailar en los juncos,
in sextos sentidos con patas
ventosas de ascenso vertical.
In secto, sexo, sexto
con el triple seis
del sin orden mundial.
Hay días en los que el alma
ResponderEliminartiene la callosa calidad
de las manos campesinas
y resulta imposible apreciar
el leve aleteo de las sutiles
alas de libélula
y el dulce cosquilleo
de las patas de lagartija.
Sí, ya sé que es una tontería... que en lugar de escribir aquí qué me transmitió el poema venga a decirte que la foto no es de una lagartija, sino de una salamanquesa. Cosas de los naturalistas...
ResponderEliminar